Old Joy (2006) – Kelly Reichardt

 La amistad en tabletas de chocolate

Uno compra una tableta de determinada marca de chocolate y no advierte la estrategia mercantil de la empresa de turno. Mes a mes o incluso semana a semana le van sustrayendo un poco del porcentaje de cacao, de tal manera que uno no advierte el cambio. Sólo aquellos que la compran de ciento en viento se percatan de que el sabor es diferente y menos intenso. Eso precisamente les sucede a los protagonistas de Old Joy, cuando se reencuentran ya sólo les queda la nostalgia del sabor de antes, nada vuelve a saber igual.

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Kurt, cuarentón, hippie barbudo de Oregón que habita en los arrabales, a medio camino entre la ciudad y el bosque. Mark, un chico normalito de adosado, casado y a punto de tener otro hijo. Kurt llama a Mark después de tiempo sin verse para realizar una excursión a un manantial de aguas termales. El viaje es la excusa de ambos para reencontrarse y tratar de recuperar la idílica amistad juvenil, los sueños y fracasos de su generación, que es la generación hippie americana de los ochenta. No en vano la película transcurre en Oregón, bastión americano del progresismo, antiguamente atestado de hippies y anarquistas de diferente pelaje. No aleatoriamente mientras viajan en el coche escuchan debates políticos de izquierdistas que arremeten contra la política americana.

Se nota que Kelly Reichardt, la directora, está emparentada de alguna manera con el cine de Todd Haynes. Me recuerda Old Joy a la magnífica Safe protagonizada por Juliane Moore. Pertenece a ese género de películas en las que no sucede nada en apariencia, una sucesión de escenas de dos maduritos domingueros viajando por Oregón, hablando de sus cosas y callándolas también.

 Aliada la directora con dos actores espléndidos, bravo por el casting, comprendemos perfectamente a través de ellos, y del viaje que realizan, los intentos siempre frustrados de Kurt por acercarse a Mark , el recuerdo del pasado como punto en común y único leitmotiv de su relación actual. La música de YolaTengo es la perfecta banda sonora de su relación.

 Reconozco que este tipo de películas no suelen ser santo de mi devoción, tengo algunos prejuicios acerca del cine más contemplativo. No sé cuando una película es una maravilla o cuando me están tomando el pelo, si soy un insensible por aburrirme y debería callar mis comentarios a riesgo de parecer torpe. Recuerdo algunas reprobaciones por sacudir a Gus Van Sant, por formalista. La cuestión es que a veces logro introducirme en la película y la mayoría me quedo fuera esperando a que termine entre bostezos. No pude aburrirme esta vez.

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